lunes, 18 de febrero de 2013

EL RECLAMO DEL SER



Las plantas y los animales nos observan incrédulos. ¿Cómo es posible que nos maltratemos así? ¿Por qué ambicionamos tanto?
Nos olvidamos de nuestra relación con la naturaleza, y por lo tanto, con la vida.
Ahora sólo continuamos como autómatas de la razón y de la productividad hacia un fin incierto, más negro que el oscuro manantial del ser  al final ¿inicio? del universo.
Este fenómeno de la explotación  y esclavitud humana en su máxima expresión sucede en todo el mundo, a toda hora, y desde siempre ya…
En verdad espero con mucha ansia un cambio radical en la conciencia humana. Pero estos cambios de conciencia y espirituales creo que sólo se podrán dar cuando en verdad la tierra y la naturaleza nos sacuda y nos despoje del materialismo en el que nos hemos enredado…  el consumo de ciertas drogas alucinógenas que podrían romper la cáscara de la conciencia alienada que somos…. O un hecho tal que el centro magnético del planeta se vea afectado, y por lo tanto nuestro ser igual.
 Cuando no tengamos nada más que nuestras extremidades y nuestros instintos para manejarlas, iniciará una nueva etapa del ser humano, si es que puede llamarse Ser a una acumulación de “necesidades” nacidas en el seno del sistema capitalista, que ya ni tiene conciencia de su respiración, ni de su historia. La única conciencia que tiene es la de la acumulación y la satisfacción de necesidades ridículas e intrascendentes que le aseguren su estabilidad “económica”. Porque el mundo gira alrededor de la economía, y no del sol…cuando la verdad es despojada de su lugar tan descaradamente… que más queda sino negarla y vivir en la espesa y neblinosa mentira que se llama cultura…
Quiero una respuesta argumentada a la siguiente pregunta: ¿De qué ha servido hasta hoy todo el edificio teórico que han construido los diferentes “arquitectos” de la cultura occidental, desde Sócrates hasta el momento en el que está escribiendo estas líneas? Yo puedo responder la pregunta, sin necesidad de argumentos, porque no los hay. Simplemente la respuesta es esta: para nada, únicamente para compensar la culpa que tiene el poderoso y  justificar su maltrato a la humanidad. ¿No es acaso esto mismo lo que hizo la Iglesia? Un neoplatonismo de los oprimidos, de los débiles. Se tranquilizan al leer a los grandes clásicos y recibir una especie de respiro, de soplo de aire fresco. Pero como todo aire es pasajero, como todo respiro no es duradero, y nunca  palpable, y como tal, llega a apagarse.
En la época de la conquista, el desconocimiento y la falsificación sobre los conocimientos ancestrales por parte de las sociedades prehispánicas , desde Norteamérica  hasta la Patagonia, han calado hondo en la conciencia occidental, nos ha cegado y vuelto sumisos.  Nos han puesto una obra de teatro por delante de la realidad, somos los personajes secundarios de esta falsa obra, de esta pantomima de la existencia, de la inseguridad para afrontar la nada, porque nada hay atrás del velo, nada hay detrás del escenario vida, del cuadro que nos han pintado y que nos han hecho creer como “realidad” y “verdad”. El primer y gran director, cabeza principal de este teatro de la desgracia: la iglesia. Su ideología: el cristianismo y, consecuentemente el imperialismo capitalista. Su objetivo: inculcar la destrucción y la muerte en cada rincón del planeta donde abunda vida, donde crecen árboles y plantas, donde hay naturaleza, donde todo es puro aún. Consecuencia: una inconsciente insatisfacción general y la “aparición” de la psicología para “curar” a estos enfermos, aparición que por lo cierto no es más que una rememoración (la psicología debe ser de las primeras ciencias que aprendió el humano). Nace aquí otro problema. ¿Bajo qué parámetros determina la psicología actual al loco? ¿A quién se considera curado? ¿Bajo qué criterio vuelve a ser borrego el lobo? Creo que estas preguntas son determinantes para conocer nuestra paranoia de sensatez que nos persigue constantemente, nuestra paranoia del productivismo…
El que piensa, el solitario, el que no trabaja y genera impuestos, es el “loco”, o simplemente, no es. ¿Desde cuándo existe el derecho para determinar la existencia de alguien?
Ahora veamos cómo el imperialismo se gana el afecto y los bolsillos del ser humano. Es igual de oscuro y apestoso como todo lo que ha sucedido en Occidente. Mediante el miedo, mediante la sangre, es decir, mediante la “verdad” científica, la irracional verdad "racionalista".  Porque solo ellos saben cuál es la verdad, pero no nos la dicen, porque nada podemos conocer que no haya sido conocido antes, sólo estaremos seguros cuando estemos muertos, en el reino celestial del más allá se compensará todo el sufrimiento que somos capaces de soportar aquí en la tierra, donde sentimos y respiramos.  El pobre cree que nació pobre por un designio de Dios. El rico cree que con la posición en la que se encuentra será salvado porque es el “elegido”. Sin duda el elegido para destruir el mundo. ¿Quién es el diablo ahora?
¿Cuál es esta fórmula de la verdad imperialista?: estudiar, trabajar, generar dinero para ellos, ser productivo; sólo así podremos alimentarnos  e intentar pensar. Eso si nos dejan intentarlo, y no nos ciegan mediante los medios de comunicación y la televisión, que lamentablemente es a lo que tendemos.
 Sólo obtener lo justo para el alimento y nada más; no hay como viajar, no hay como conocer, porque no hay como dejar de trabajar!  El no trabajar es irse en contra de la lógica capitalista, es morirse de hambre;  el no estudiar es irse en contra de la ideología imperialista. ¿Por qué? Porque tienes tiempo libre para pensar y darte cuenta de la mentira en la que vives, y volcarte a la crítica, lo cual no viene de la mano con la convención. El estudiante es un engranaje más del la rueda dentada y afilada que se llama imperialismo. El sistema es el capitalismo, lo repito, y el estudio académico es un sistema. Por lo tanto el estudiante, el académico, inconscientemente se transforman en el capitalista “culto”, estos pingüinos de la educación. Pero ahora, lo que ha engendrado el capitalismo se está volviendo contra este mismo, como una persona que no tiene otra opción que la de salvar su vida al darse cuenta, después de tantos años, el haber vivido el peor tipo de esclavitud que haya existido jamás. El haber interiorizado la mentira, comienza a gestar patologías nunca antes vistas.
Eso es el capitalismo, un padre malvado, un dios; no el diablo, porque este conoce, pero  a dios le gusta el sufrimiento, y al humano le gusta sufrir… Pero sólo se puede sufrir de esta manera involuntaria hasta que su vida se ve amenazada, y es en este momento de extrema lucidez (paradójicamente la lucidez aparece en situaciones límite, cuando la oscuridad amenaza con cubrirlo todo) cuando el individuo maltratado y bombardeado de insensateces genera un rayo de luz, de conciencia, que penetra fuertemente en el espacio oscuro y lo ilumina. Esta iluminación es la crítica, la autonomía, el inicio de un nuevo camino, la apertura a nuevas experiencias, nunca antes experimentadas por persona alguna (¿o sí?), y por lo mismo; puras, intactas, posibles… obligando de esta manera a re-construir constantemente un sistema propio de conceptos morales, de valorización de la vida; una re-estructuración y posterior limpieza mental. En este punto nos damos cuenta que las palabras son limitadas, no expresan aquello que quieren determinar, por lo tanto quedan excluidas como medio de conocimiento. No están a la altura del silencio y la autocontemplación o ¿contemplación?. Hay que saber integrar  los conceptos, no simplemente saber lo que nombran; de nada sirve lo artificial. Nos damos cuenta aquí la incapacidad que ha tenido este sistema,  así como nuestros antepasados del medio evo,  para crear cosas nuevas, proyectos nuevos, sistemas nuevos, caminos nuevos. La convención y la mediocridad siempre son medios más efectivos de control. La arbitrariedad de la historia lo corrobora.
Al contrario de lo que muchos moralistas y “pensadores” piensan, estas experiencias, la búsqueda de estos nuevos espacios que ayuden a romper los límites impuestos por la cultura (el sistema) son provechosos, fecundos, y ofrecen al individuo una gama gigantesca de posibilidades.
¿Cómo podemos aprovechar esto? ¿Cómo podemos guiarnos a través de este nuevo estado de conciencia que rompe cualquier límite y quiere negar a toda costa lo que limita y enferma?
Simplemente siendo, escuchando lo que el instante tiene para contarnos, y de esta manera eliminar todo lo establecido para radicarse en la pura inmanencia… ¿por qué tenemos miedo de cortar lazos con un pasado que lo único que ha hecho es maltratar a las personas, animales y naturaleza?, es decir, ¿por qué tenemos miedo de cortar lazos con lo que nos ha maltratado constantemente? ¿Acaso somos seres autodestructivos?
Por lo menos yo no lo soy, y reclamo vida y honestidad. ..

por: pedro. a